martes, octubre 25

La transición de persona a personaje suele ser simple. Nos creamos una imagen, un ser más cómodo qe nosotros mismos, lo adoptamos como personalidad y nos acostumbramos a él. Porqe es más fácil vivir con una máscara protegiendo tu propio rostro, tu verdad, tu ser frágil.
Pero la transición inversa, el volver desde ese personaje ficticio, cómodo, a la persona qe se es, para lograr llegar a la persona qe se qiere ser, es un trabajo más arduo. Porqe la gente está acostumbrada a tu personaje, y no es simple asimilar los cambios en aqellos qe nos rodean.

Pero cuando tu personaje te hace mierda, cuando lastima a las personas qe más amás, entonces es necesario, es una obligación autoimpuesta el volver a poner los pies en la tierra y conectar con vos. En nombre de aqello qe amás, de aqello qe qerés lograr. 
No soy esa mujer qe qisiera ser, me falta mucho para conseguirlo. Y lo primero qe me falta es deshacerme de esta careta pesada qe ya me resulta insoportable. Qe me está lastimando. Qe está lastimando al ser más importante qe encontré en el mundo.

Las inseguridades siguen ahí, residuos de algo qe alguna vez fue real, pero qe ya no sirven para nada. Fósiles qe cuentan una historia vieja, qe ya no va. Obsoletas.
Tengo una coraza qe me protege de cosas extintas. Soy como el caballero de la brillante armadura, envuelta en mi propia celda de metal en la qe nadie me obligó a entrar. Pero yo no qiero perder a qien amo para poder liberarme. Qiero poder salir y disfrutar de mi vida, de la vida qe qiero, con las personas qe qiero qe estén ahí conmigo. 

Duele. Me cuesta mucho. Caigo mil veces en los mismo errores. Sé qe la única responsable de mi sufrimiento soy yo misma, yo y mis métodos absurdos.

Y no puede ser, puta madre. No me puede ganar mi propia tosudez. Tengo qe poder vencer mis miedos, echar fuera a mis fantasmas y vivir mi vida. La qe me corresponde. Con la relación qe ambos merecemos.

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