miércoles, octubre 12

Crisis:

Mi relación es la cosa más rara qe conozco. 
Ambos estamos llenos de inseguridades, y el no poder controlar la inseguridad propia alimenta la del otro. Los dos destilamos veneno, y es imposible evitar qe cada tanto salpiqe. Obviamente existen cosas qe nos molestan: defectos propios qe vemos reflejados en la pareja y eso no se puede soportar; errores garrafales qe hacen qe a veces yo tenga ganas de cortarlo en padacitos, qe él tenga ganas de romperme la cabecita contra la pared.
Pero (porqe siempre hay un pero agazapado y esperando para perforar la carótida del desprevenido), a pesar de todo lo qe nos pasa, de lo qe no nos pasa y de lo qe nos deja de pasar, nos amamos de un modo tan pleno, tan cabal, tan profundo, qe no podemos estar el uno sin el otro más qe un par de días. Al menos no sin caer en la ezquizofrenia.

Ahora, por ejemplo, crisis. Oportunidad para aprender, para crecer, para mejorar. Para decirnos las cosas, para entender qe no hace bien callarse la boca todo el tiempo, porqe las cosas no dichas se acumulan y en algún momento van a empezar a pudrirse dentro nuestro.
Duele, más vale qe duele. Creo qe muchas cosas hermosas de la vida producen dolor en un momento. Dolor físico o espiritual; dolor qe se puede manifestar como tristeza, llanto, nervios, enojo, bronca, lo qe sea.  No está mal sentirse así a veces, porqe somos personas más allá de nuestras máscaras. Porqe uno tiene qe crecer, qe asumirse y hacerse cargo de lo qe hace, lo qe dice, lo qe piensa, y de todas las consecuencias qe eso trae. Asumir da miedo, porqe sentimos qe después ya no hay vuelta atrás. Pero el crecimiento no es siempre en línea recta, de hecho creo qe casi nunca lo es. Más bien me parece una espiral, donde por más qe avancemos siempre vamos a retroceder un poco, pero nunca volvemos exactamente al mismo lugar. Se puede estar mejor, o peor, o seguir como antes, pero siempre es un poco distinto.
El miedo no es lo mismo para todos. Para mí es sentir qe me enfrío por dentro, qe el mundo se para, qe todo empieza a perder sentido y sólo hay algo qe me importa, y no necesariamente yo misma. El miedo a perderlo es un clásico, generado por muchos motivos, algunos tontos, otros más reales. Es prueba de lo mucho qe me importa, y no me avergüenza en lo más mínimo. 

A fin de cuentas, las relaciones humanas son maravillosas; por lo cambiantes, por lo indescifrables, por lo intensas qe pueden llegar a ser. Como esta. La intensidad llega a todos sus aspectos, y así genera los momentos más hermosos y los más crudos, el amor más elevado y el odio más infame, las ganas de no despegarse nunca y las de no verse nunca más, aunqe sepamos qe en el fondo no es cierto

Dialéctica, riges mi vida. Y no me importa. Porqe seré una pelotuda, porqe él tendrá mil defectos y yo tendré mil y uno, porqe podemos detestarnos muchas veces, pero a pesar de qe por momentos parezca qe estamos en  mode love OFF, 
 sé qe siempre está ahí.

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